pop, pipa, papa

número 99 / año 1
pop, pipa, papa
99

PIPA (99), ese pequeño objeto tan asociado a la reflexión, al sosiego, y a esos momentos de pausa. A menudo, evoca imágenes de un viejo sabio sentado en su sillón, soltando lentas bocanadas de humo mientras medita o lee un libro. Pero más allá de esa visión tradicional, las pipas también pueden llevarnos a lugares insospechados y mágicos.

Al asociar PIPA con HADA (1), imagina un bosque encantado, iluminado por la suave luz de las luciérnagas. En el corazón de este bosque, existe una aldea de hadas que tiene una tradición especial. En lugar de varitas mágicas, estas hadas utilizan pequeñas pipas místicas. Cuando soplan a través de ellas, no emiten humo, sino destellos brillantes y polvo de estrellas. Cada soplo tiene un propósito: un destello para hacer brotar flores, un chorro de luz para mecer a las criaturas del bosque a dormir, o un remolino luminoso para crear portales a otros reinos.

En el centro de la aldea, se encuentra el Gran Árbol de las Pipas, donde crecen estas herramientas mágicas, listas para ser elegidas por las jóvenes hadas que están a punto de iniciar su entrenamiento. Cada pipa es única, y se dice que elige a su portador, resonando con la esencia y el corazón del hada que la sostendrá.

Así, un objeto tan cotidiano como la pipa se transforma, en este contexto, en un poderoso instrumento de magia y maravilla, conectando mundos y brindando alegría y asombro a todos aquellos afortunados de presenciar su poder.