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HADA (1) - RAMA (43) Imagina que el hada no tiene alas, sino hojas y ramas que brotan de su espalda. Ella revolotea por el bosque, pero en lugar de volar, se arraiga al suelo como un árbol. Puedes imaginarla con corteza en lugar de piel y sus ojos brillando con el verde de las hojas. Si queremos hacerlo con LUNA (52), en lugar de ver al hada revoloteando con sus brillantes alas, imagina que tiene una brillante luna creciente en lugar de alas. La luz de la luna ilumina su camino y su rostro refleja los cráteres y las fases de la luna. Cada vez que vuela, deja un rastro de polvo de estrellas. O en lugar de hacerlo en un bosque, la selenita lo hace sobre la luna

OÍDO (1) - LUPA (59), imagina que en el lugar donde debería estar tu oído, en realidad hay una enorme lupa transparente. Cada vez que alguien habla o hay algún sonido, las ondas sonoras pasan a través de la lupa y se amplifican, haciendo que escuches los detalles más mínimos de cualquier sonido. Incluso puedes visualizar cómo los sonidos más tenues, como el aleteo de una mariposa, se amplifican al grado de sonar como un torbellino al pasar por tu "oído lupa".

Para TÍO (1), podemos pensar en nuestro familiar. Por ejemplo, para SOMBRA (6384), imagina que cada vez que tu tío entra en una habitación, no proyecta una sombra común en el suelo o en la pared. En su lugar, la sombra que proyecta es una serie de imágenes que representan todas las historias y anécdotas que ha compartido contigo a lo largo de los años. Puede ser el reflejo de esa vez que pescó un pez gigante o el recuerdo de una broma que hizo durante una reunión familiar. Su sombra es un caleidoscopio de recuerdos.

Estas asociaciones, al ser tan visuales y distintivas, permiten al cerebro formar conexiones más firmes entre las palabras, haciendo que la memorización sea más efectiva. La clave está en hacer que las imágenes sean lo más vívidas y peculiares posible, ya que estas son las que tienden a quedarse en nuestra memoria.