saco, esquí
En la estación de esquí más famosa de la región, la nieve caía copiosamente, cubriendo las montañas con un manto blanco y brillante. Los esquiadores descendían con entusiasmo las pendientes, disfrutando de cada curva y cada salto. Entre ellos, había un joven particularmente habilidoso que destacaba no solo por su destreza en el ESQUÍ (67), sino también por el peculiar SACO (67) que llevaba.
Era un saco de color verde vibrante, con detalles dorados bordados que relucían bajo el sol invernal. Aunque parecía más adecuado para una noche de gala que para deslizarse por la nieve, el joven lo llevaba con una confianza inquebrantable. Con cada movimiento, el saco ondeaba graciosamente, como una capa de superhéroe.
Al llegar a la base de la montaña, fue recibido por un grupo de admiradores que lo aplaudían no solo por su destreza, sino también por su sentido del estilo. Entre ellos, una chica se acercó y le ofreció una PERA (94), como un gesto de admiración. El joven aceptó con gratitud y, mientras mordía la fruta jugosa, notó a otro esquiador que se le acercaba, uno con una chaqueta brillante y una sonrisa carismática. Era RICO (47), el campeón de esquí de la temporada pasada.
Rico elogió al joven por su habilidad y le propuso una carrera amistosa por la montaña. Con una sonrisa y un apretón de manos, los dos se prepararon para un descenso que sería recordado por todos los presentes. El saco verde y la chaqueta brillante se deslizaron juntos montaña abajo, en una danza armoniosa de velocidad y estilo.