cara, cura, coro

número 74 / año 5
cara, cura, coro
74

CARA (74), ese espejo del alma que refleja nuestras emociones, sentimientos y estados de ánimo. Un rostro puede contar historias sin palabras, con solo una mirada o una sonrisa. Es el lienzo en el que se pintan nuestras alegrías, tristezas, sorpresas y preocupaciones.

Si imaginamos ahora a un CURA (74), vemos un rostro sereno y compuesto, reflejando la paz interior y la devoción a su fe. Un rostro que ha escuchado confesiones, que ha brindado consuelo y que, a pesar de las pruebas, siempre busca la guía espiritual para su congregación.

Al pensar en un CORO (74), visualizamos un conjunto de rostros que se alzan en una armoniosa melodía, cada uno aportando su voz única pero unidos en una canción celestial. Las expresiones de los rostros, llenas de pasión y entrega, hacen eco de la música que inunda el recinto y eleva los espíritus de quienes escuchan.

Finalmente, al conectar todo esto con la AMEBA (38), nos encontramos en un mundo microscópico donde, a pesar de su simplicidad, esta pequeña criatura es un testimonio de la maravilla de la vida. Imagina que cada célula de nuestro rostro, del rostro del cura, de los miembros del coro, es una ameba trabajando en perfecta armonía para crear las expresiones y emociones que mostramos al mundo. Es una visión que nos recuerda cómo lo grandioso puede surgir de lo más simple y cómo todos estamos conectados en el vasto tapiz de la vida.