suelo, sol, sal

número 65 / año 1
suelo, sol, sal
65

SUELO, esa superficie firme que pisamos día a día, tan constante y, a menudo, tan olvidada. Pero no es un suelo cualquiera; es un terreno lleno de historias, de secretos y de ecos del pasado. Mientras caminas, el calor del SOL (65) acaricia tu piel, dándote una sensación de calidez y bienestar. Ese mismo sol que ha sido testigo de milenios, que ha visto imperios nacer y caer, y que ha iluminado a generaciones y generaciones.

Y en ese caminar, tus pasos resuenan en el SUELO, levantando pequeños granos de SAL (65). Esa sal que proviene de los mares lejanos, que ha sido recolectada, comercializada y que ha jugado un papel esencial en la historia de la humanidad. Sal, esencial para la vida y tan valiosa que alguna vez fue considerada un bien tan preciado como el oro.

En medio de este paisaje, te encuentras con un templo antiguo, y al ingresar, te recibe un ABAD (81). Con una mirada serena y una presencia que irradia sabiduría, te invita a sentarte. Mientras hablas con él, te das cuenta de que este lugar es un refugio para el conocimiento y la meditación. El ABAD (81) comparte historias de antiguos viajeros, de batallas y de amores perdidos. Historias que, como la sal, han cruzado tierras y mares para llegar hasta ti.

Así, desde la solidez del suelo, la eternidad del sol y la riqueza de la sal, te conectas con el pasado, con esas historias que, aunque parezcan lejanas, son la esencia de lo que somos y de donde venimos.